Amigos

De lo que sí me di cuenta es de que no debo tener amigos hombres. Es mejor que ande entre mujeres. Si: le roban a uno el novio, le quitan el puesto y apenas uno sale comentan cómo uno ha subido de peso, pero por lo menos no le rompen a uno las ilusiones, no le muestran la crudeza y la realidad simple de lo que son los hombres. No hay nada más deprimente que estar presente en una conversación de hombres. Ahí se da uno cuenta, como mujer, que un 95% de todo lo que los hombres con los que uno ha tenido episodios románticos le han dicho es falso. Que en realidad lo que importa para los hombres son las tetas; que es mejor no pensar mucho ni razonar muy bien, que lo que recuerdan no es una conversación inteligente (contrario a toooooooooooodo lo que hayan podido decir), sino el buen polvo de la noche pasada.
Cada vez que presencio una conversación masculina me doy cuenta de que a los hombres no les gusta hacer planes con uno, a menos que sea tirar; que sueñan con cada escoba buenona que se les atraviese; que eligen entre nosotras como si de la mejor inversión en la bolsa se tratara, que nos calibran como a caballos de paso y que un hombre, mientras se sienta cómodo, es dificil que cambie de postura.
Cada vez que escucho hablar a dos amigos con confianza frente a mi voy y le prendo una velita a mi ángel de la guarda: "gracias, angelito, por haberme ayudado a levantarme a los hombres que he tenido a mi lado, a pesar de no tener culo, tetas ni estar buena; gracias por no haberme enterado de que soñaban con la París mientras me acariciaban; gracias por no darme cuenta de la manera como me medían o me comparaban con otras -que debían estar terribles, francamente-; gracias por iluminarme para hacer sentir a gusto a los que han estado a mi lado; gracias, en fin, por permitirme creer una vez más."