dedos

Ayer casi me rompo los dedos de mi mano derecha... Atrapada entre dos puertas de un carro y gritando de dolor... Bueno, no muy agradable. Luego estuve semi inconciente y casi desmayada por el dolor (de verdad, no podía ver y mi tensión llegó muy bajito) mientras mis asustados amigos me llevaban a una clínica. Nada como el susto cuando la doctora hizo cara de "qué horror"... Y entonces empecé a pensar en cómo iba a ser mi vida mientras los deditos se me arreglaban.. ¿Cómo se puede estar sin una mano? ¿Y sin la derecha? Ya me veía comiendo como tonta, sin poder escribir, perdiendo autoridad por no poder regañar adecuadamente a mis alumnos (un yeso da risa), pensando en la ducha y en la apertura de mis catorce puertas.
Afortunadamente todo tuvo un final feliz. Las radiografías revelaron que mis husecillos estaban enteros y que la cosa no pasaría de una inflamación. Me pusieron una inyección maldita que me dolió más que el golpe y que me dejó ridículamente trabada (para jolgorio de mis preocupados amigos) y la única consecuencia fue no haber podido tomar tequila a gusto con Turin & Co.
Dios existe.