La última cruzada

Bueno, hay películas que nos marcan de por vida y hay otras que debemos poseer, pues se convierten en culto. Unas más son terriblemente divertidas y están aquellas que no puedes dejar de ver.

Si yo hiciese una lista de mis películas favoritas, sería muy larga, y, por cierto, olvidaría algunas. me gustan las películas con argumento y que sean coherentes en si mismas; aquellas que plantean posturas estéticas o filosóficas sorprendentes; las que (como los libros) me hagan pensar; las que me sorprendan. Y las que me hacen reir, no importa si son muy tontas, pero que muestren humor inteligente, no escatológico barato -aunque hay algunas escatológicas baratas que podrían tambien estar en mi lista... Pero pocas).

Me gusta el cine europeo y el oriental. Disfruto mucho el off Hollywood. Lamento la pérdida de argumentos excepcionales en manos de ricos productores idiotas. Me conduelo con la mayoría de las adaptaciones literarias. Odio los efectos de violencia gratuita o de sexo gratuito. Me gusta Dogma 95. Adoro el humor inglés, el español y algo del francés. El cine latinoamericano me llega poco, con muy contadas y excelentes producciones. ¿Directores? Woody Allen, Tarantino, Hitchcock, Almodovar, Almenabar, Kieslovski, Coppola, Scorsese... Entre otros.

Pero hay un productor que llevó a mi generación a lugares maravillosos de la mano de un personaje excepcional: Indiana Jones. george Lucas logró construir el símbolo de lo que nuestra generación siempre quiso ser: intelectual y aventurera. Indiana es nuestro héroe épico; arqueólogo y saqueador de tumbas. Profesor universitario y don juan. Él sí se despeina y sí resulta herido. Es un ser humano con todas su cualidades y defectos, y también representa la hipérbole de todo lo genial, valiente y ágil que se puede ser.

La trilogía de Indiana Jones constituye una de las mejores trilogías que se han (y leánlo con cuidado) escrito. quizás la segunda decepcione un poco, sobre todo por el fastidioso papel de la protagonista femenina, los alardes donjuanescos exajerados y la historia infernalista del culto pagano. Pero aparte de eso, la trilogía logra mantener argumentos inteligentes, al mejor estilo del cine clásico norteamericano, donde el ritmo es constante y nos mantiene en vilo durante todo el tiempo que dura el filme. Además, no necesita sexo desncadenado ni violencia desenfrenada para engancharnos. Sólo acción y deducciones interesantemente planteadas; escenarios mágico-mítico-religiosos muy bien escogidos y una maravillosa dosis de humor sutil. Pero es que además están los malos, políticamente correctos: Indiana pelea contra el peor monstruo generado por el siglo XX: Hitler y sus malévolos nazis. Lucha contra la traición, contra la intolerancia y contra la ignorancia. Es fantástico.

Y, al final, el centro argumental es el mismo que nos mantiene vivos a los seres humanos. Las mismas preguntas: ¿quiénes somos?¿En qué creemos?¿Qué existe y qué no?

Toda esta carreta para afirmar que Indiana Jones y La Última Cruzada es una de las películas más deliciosas jamás filmadas. Salud.