Milagro

La vida espiritual de alguien filósofo por deformación no es nada fácil. Desde los once años me cuestiono mi fe. He leído muchos libros sobre muchas religiones y en un tiempo deseé ser judía, en otro budista, en otro más pertenecí al Sendero. Ha sido muy largo mi devenir racional en torno a la religión, negando dogmas, alejándome, argumentando, rechazando, volviendo. He buscado finalmente signos, pistas de Dios a través de la razón. Muchas veces la ciencia me ha dado la razón y otras muchas me ha dado explicaciones racionales para lo que yo consideraba divino... En fin, andaba yo en uno de esos momentos en los que uno piensa que no hay nada más allá, que somos animales racionales que nos creemos con alma inmortal, pero nada, que somos sólo máquinas biológicas... De hecho, ayer mismo lo pensaba, al tiempo que pensaba en lo triste que era que una mujer como Maria Teresa, con un cerebro brillante como pocos y una energía descomunal, estuviera postrada en una silla de ruedas, paralizada por una enfermedad neurológica degenerativa, que la había ido paralizando hasta impedirle caminar, usar sus manos y hablar. De hecho, la había visto hace dos días en esta dolorosa situación.

Pues bien, quien no vea, que no crea, pero ayer Mariate salió de la ducha caminando y hablando. Y hoy fue al colegio, hablando hasta por los codos, caminado como si nunca hubiese estado enferma... ¡Totalmente recuperada en un día! ¡Yo la ví hace dos días!

La razón dice: es imposible. Los materialistas buscarán explicaciones. Muchos que lean este blog creerán que exagero. Pues no. No hay explicaciones. Los médicos no encuentran ninguna. Y yo lo he visto con mis propios ojos. Amigos míos, he presenciado un milagro. Y he reencontrado mi fe.

Sólo puedo dar gracias al universo. Mariate, ¡Bienvenida!