Friday, June 25, 2004

Conciencia

Todos nos dedicamos frecuentemente a los negocios y sólo a eso. Vivimos pensando en nuestros negocios: económicos, familiares, románticos, profesionales... Nos sentimos ocupados en cosas "responsables". Pero deberíamos recordar que la palabra "negocio" viene de neg-ocio: negar el ocio. ¡ah! cada vez nos sentimos más responsables, más maduros y mayores... Muy, muy mal. Pues el ocio es el momento de la reflexión. De la creación. Del origen de las cosas que han hecho avanzar a la humanidad. Sólo en el momento del ocio, tenemos tiempo para reflexionar (reflexionar viene de "reflejar la luz"), para mirar dentro de nosotros y evaluar nuestra vida y nuestro comportamiento. De ahí viene la conciencia. Y es bien sabido que los negociantes no tienen mucha conciencia.

¿Para qué la conciencia? ¿Para qué un personajillo que nos está dando la lata con lo que está mal cada vez que la pasamos bien? (recordemos que la palabra "escrúpulo" viene del latín "escrupulus" que significa "piedrecilla" -¿se nota que adoro las etimologías?-, como una piedrecilla en el zapato, ah, y Sui géneris canta: "necesito alguien que ponga tachuelas en mis zapatos para que me acuerde que voy caminando") ¿Repito: para qué la lata sobre lo que está bien o mal? Pues a ver... Sin conciencia, sin pregunta interna constante, somos como los animales, que sienten, pero no pasan de la simple sensación a lo que llamamos percepción: saber qué siento. Sin conciencia somos simples engranajes de la maquinaria, que actúan por ley natural.

La conciencia, es decir, ser conscientes de nosotros mismos, de nuestros actos, nos permite evolucionar y crecer como serers humanos completos. Y sólo mediante la pregunta consciente podemos defender un sistema de valores, podemos juzgar si lo hemos estado haciendo bien. Podemos vivir en sociedad.

Detras de los grandes cuestionamientos y de las grandes reflexiones el hombre ha llegado a donde está hoy; de la conciencia depende que no desaparezca.

1 comment:

Aldaron said...

He reflexionado: Soy conciente que te amo demasiado! Y te extraño mi vida...