Thursday, February 23, 2006

Mi duende

Hace cinco años que te conocí. Tenías los ojos más hermosos que he visto en la vida. Me sedujiste de inmediato con tu aire encantador e inquisitivo. Y a partir de ese día conocí el AMOR, así con mayúsculas, en todo lo que abarca. Hoy puedo hablar por horas de tu obsesión por los carros y los dragones. Hoy, ya no podría vivir sin tus besos. Te amo, mi duende. Feliz cumpleaños y que todos los dioses te bendigan.

1 comment:

Anonymous said...

Hace ya tres años, fui respetuosamente introducido en presencia de MIlord Anamanacil, y desde el primer momento aprendí dos cosas: que el nombre es perfectamente adecuado, y que esa persona maravillosa me dejaría una huella tan profunda como dulce. Recuerdo con nostalgia sesiones de hacer "perritos chiquiticos" y "peces grandototes" con plastilina, y su risa maravillosa ante una Tintorera de color azul que se quedó congelada en mi mano mientras él la miraba alborozado. Una imagen que conservo en un lugar especial.

Milord Anamanacil, Adorable Duende, desde esa mañana en que me llamaste con urgencia para compartir conmigo ese arcoiris maravilloso ("¡Beto, ven!" mientras me halabas hacial el balcón con esa manito diminuta y perentoria) los arcoiris tienen otro significado, pues he caído en cuenta de que has sido el único ser en la Tierra que me ha regalado un arcoiris.

Por ese arcoiris y todos los arcoiris, Santiago, Milord Anamanacil, Duende, muchas gracias. Al mundo y a tu madre les has regalado cinco años de dulzura, travesuras y sabiduría. A mí, dos años de arcoiris, y felicidad, y del orgullo de unos ojos "grandototes" y hermosos mirando con asombro cómo surge una tintorera azul... Gracias, Duende, por ese y todos los arcoiris, y por ese sentimiento cálido y acogedor que siempre me causas cuando te escucho hablar y reír. Anque me digas que Ancalagon es un nombre muy feo para un dragón.

Muchas gracias por todo eso y por existir, Duende, y espero poder volverte a ocasionar esa expresión de asombro alguna vez, porque una mirada como esas hace sentir que todo lo que una ha hecho en la vida vale la pena.