Saturday, November 12, 2005

La edad de la insolencia

Los 30 son una excelente etapa de la vida. Sin duda, la mejor que me ha tocado. No importa que los jóvenes de veinte o menos pataleen y exijan el dominio del mundo, y griten que ellos son los reyes. Hay muchas cosas que la juventud nos oculta; mucho goce que no se sabe apreciar. Demasiada inexperiencia. Excesivo apresuramiento; intensidad desbordada. Pero después de los treinta hay una especie de ventana interior que nos permite verlo todo en perspectiva; las cosas se miden más y se disfrutan el doble. Se sabe decir que sí y que no, sin prejuicios ni problematización. Somos más honestos con nosotros mismos. Y el discernimiento nos permite vivir más profundamente cada situación. Jóvenes soberbios: adorarán tener treinta. ¿Qué importa que paguemos el precio de empezar a envejecer? Lo comprendemos todo mejor y por eso todo lo saboreamos más y con mayor deleite. No nos atragantamos. Sabemos que vale la pena vivir la vida y agotarla hasta las eses, pero con despacio y delicia.
Además, no dependemos ya de nadie, nadie puede decirnos qué hacer y qué no; vivimos en nuestro espacio personal propio y nos atrevemos a todo lo que antes podría darnos oso. Y aunque tenemos más responsabilidades y estamos más cansados, somos dueños de nuestra vida y desiciones. Y por esa misma falta de tiempo, cada pequeña oportunidad la aprovechamos más.
Nada nos sobra, y por eso todo adquiere un valor mayor. Y el único juicio que aceptamos es el de nosotros mismos.

Definitivamente, ¡que viva la edad de la insolencia!

4 comments:

Anonymous said...

pataleo, exijo el dominio del mundo, y griten que soy el rey a mero gusto... tus palabras me sorprenden pues nunca me habia preguntado cual era el punto de vista de la gente que tiene 30 pero no tengo prisa, de hecho me gustaria detener el tiempo... pero una cosa es ser el rey del mundo y otra cosa es ser el dios del tiempo.

Antonio Lignan said...

Jajajaja cuando se empieza a sentir viejo se escribe como joven :P

Aldaron said...

Pues....te regalo mi edad de la sobervia!

Y ojalá pueda estar contigo en mi edad de la insolencia... y disfrutar el doble contigo.

Te...

Germán said...

Habra que ver para creer.